miércoles, 26 de septiembre de 2007

¡Cómo se contradicen los defensores del TLC!

¡Cómo se contradicen los defensores del TLC!
Por
Pedro López Juiz

Ya cuando nosotros los arroceros pensábamos que el tema TLC Ecuador-EEUU estaba muerto, por lo menos mientras el Econ. Rafael Correa fuera presidente del Ecuador, el Monstruo de Mil Cabezas levanta una de ellas y comienza nuevamente a balbucear incoherencias. Y esto de veras es lamentable y penoso, puesto que el tiempo ha agudizado la demostración de cuán viles y endebles han sido sus mentiras y contradicciones.

Una contradicción que últimamente llama mucho la atención es el rechazo por parte de los agro-exportadores y sus aliados intelectuales a los subsidios ofrecidos a dichos empresarios por el gobierno del Presidente Correa en el caso que Estados Unidos no condescienda a otorgarle a Ecuador esa migaja chantajista llamada ATPDEA.

Sorprende enormemente los comentarios al respecto provenientes del ex Jefe Negociador del TLC Manuel Chiriboga. Desde su nueva tarima Observatorio de Comercio, el cual dirige y donde lo acompañan varios ex funcionarios del gobierno de Lucio Gutiérrez, Manuel Chiriboga expresa con respecto a dicha promesa de ayuda gubernamental que “lo primero que puede pasar sería que los países miembros del Organización Mundial del Comercio (OMC) cataloguen a la medida como una práctica desleal”. Adicionalmente especifica que “esta acción introduciría al país en un litigio en este organismo, que puede generar sanciones de tipo arancelario para productos que ingresen al mercado, por ejemplo europeo, como son el banano, el brócoli, las flores, etc.”

Analicemos esto, y veamos cómo es el tiempo y la mala memoria. Recordemos esa ardua batalla contra el TLC cuando los opositores querían ablandar nuestros argumentos brindándonos ¿qué? Precisamente lo que ellos ahora rechazan. ¡Subsidios! El mismo Manuel Chiriboga inclusive era uno de los principales voceros de los subsidios para los agricultores de ciclo corto, arroceros, maiceros, y soyeros, y para los ganaderos. Jefe negociador nacional de aquel entonces, Chiriboga presentó un denominado “Programa de apoyo a la agricultura”, por medio del cual se destinarían 24 millones de dólares para los maiceros, dos millones para los agricultores de soya, 44 millones para los arroceros, y 24,5 millones para los ganaderos. Pero lo más interesante del caso es que este proyecto del señor Chiriboga era un castillo en el aire para confundirnos y engañarnos a nosotros productores de granos y a los ganaderos, puesto que dicho proyecto carecía de bases sólidas de financiamiento y además tras su aprobación podría desaparecer en breve tiempo. Pero primero el proyecto tenían que ser aprobado por el Congreso ecuatoriano—lo cual no iba a ocurrir ya que de antemano afectaría al sector social, el cual se sustenta con el dinero del Feirep (fondo al cual se destinan los recursos obtenidos por el excedente de la venta de petróleo—gracias a la gestión y obra del ex Ministro de Economía Rafael Correa, recuerden--y del cual provendrían los recursos para los mencionados subsidios al agro). Y para colmo, funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas aseveraron desconocer el programa, difundido por el Ministerio de Agricultura e ideado por Manuel Chiriboga, a través del cual se pretendía entregar la gran suma de120 millones de dólares en subsidios a nuestros agricultores y ganaderos. El ex Jefe Negociador tuvo hasta la desfachatez de proponer el pedido de préstamos internacionales para cubrir esos subsidios—medida que contribuiría en perjudicar el desarrollo del país puesto que lo endeudaría aún más y lo convertirá en un mayor dependiente de las finanzas internacionales.

Pero aquellos eran otros tiempos cuando el zapato estrecho nos tocaba ponernos a nosotros. Ahora que a los agro-exportadores y su comitiva les pertenece probarse ese mismo angosto calzado, parece que no les gusta, y hasta Manuel Chiriboga, su defensor a ultranza, sale con su espada literaria encendida desde la Torre de Marfil llamada Observatorio de Comercio a guerrear, aunque con apagados e irrisorios argumentos, contra la oferta de subsidios por parte del gobierno actual.

Pero ¡se les cayó la careta! Sus mentiras, incoherencias, e hipocresías son asquerosa y contundentemente obvias. Ya no engañan a nadie, y a los agricultores menos.

Modestia aparte, yo prácticamente predije este escenario. En un artículo mío titulado “TLC ecuatoriano: dolo, vicios de consentimiento y otros sacrilegios” y publicado en bilaterals.org el 17 de febrero de 2006, señalé:

“Las matemáticas son frías, pero los negociadores ecuatorianos quieren tapar el sol de los números con un dedo. ¡Qué absurdo que quieren darnos 120 millones de dólares a los arroceros, maiceros, soyeros y ganaderos, cuando el costo por las pérdidas de las preferencias arancelarias del ATPDEA serían sólo 20 a 25 millones de dólares, según las cifras del mismo Banco Central! Ese monto obviamente es menor que los subsidios que los negociadores prometen desembolsar a favor de los sectores sensibles del agro ecuatoriano. Entonces me pregunto: “¿Por qué no les prometen los 20 ó 25 millones de dólares, incluso hasta más, a los llorones multimillonarios agro-exportadores beneficiados por el actual ATPDEA, no para que no pierdan (porque ganan mucho, como por ejemplo, los floricultores, los cuales gozan de una utilidad de entre un 30% a 40% sobre las ventas, de manera que en el caso de ellos la ausencia de un ATPDEA no les haría ni cosquilla), sino para que sigan ganado gloriosamente como siempre y se le sequen las penosas lágrimas?” (Y al mismo tiempo recordemos que tales subsidios se harían, en el caso de la no firma de un TLC, desde una caja fiscal no afectada por pérdidas arancelarias.) La respuesta es fácil: los agro-exportadores no son idiotas (en el buen sentido de la palabra que le da Joyce de Ginatta a ese epíteto en sus conferencias) y saben perfectamente bien que tales promesas son ficciones de oportunistas, que son un amague, un finteo, una trampa, sólo para aquellos humildes ciudadanos susceptibles a las mentiras y los subterfugios, a cual grupo ningún agro-exportador pertenece.”

Pero ya dejamos todos nosotros de ser susceptibles a las mentiras y los subterfugios. Ahora que ellos caminen con nuestras sandalias y experimenten las peripecias de la vida cuando no se tiene cogido el sartén por el mango.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Prensa: primer culpabable de la prohibición de la exportación del arroz

Prensa: primer culpable de la prohibición de la exportación del arroz


Tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que aguanta la pata. Este es el caso con la resolución ministerial de prohibir la venta de arroz hacia el vecino país colombiano. La Prensa aguijoneó tanto al gobierno con respecto al alza de precio de los productos clásicos de la canasta básica ecuatoriana, en particular, el arroz, lo asustó tanto con las repercusiones políticas y electorales posibles sobre el pueblo consumidor, es decir, inyectó tanta sensibilidad al tema que llevó al Ministro de Agricultura Carlos Vallejo a resolver detener las exportaciones de la gramínea hacia la nación del norte. Y esto, con toda la honestidad del caso, ha sido un tamaño “error no forzado” por parte del gobierno en el tenis político-económico ecuatoriano.

En el tenis se distinguen los errores de los “errores no forzados”. ¿Qué es un “error no forzado” en dicho deporte? Aquel que se comete por “nerviosismo”. Y esto es lo que ha sucedido aquí. Can gran astucia la Prensa metió tanta leña en el fuego de la subida de precios de la canasta básica que le alteró los nervios al gobierno y trastornó su pensar. El gobierno actual es un gran defensor de los intereses del sector agrícola, especialmente, el de los campesinos y pequeños y medianos agricultores. Pero la Prensa exageró las cosas, las puso bajo una tremenda lupa para generar la chispa que comenzará el incendio. Ahora los verdaderos arroceros estamos pagando las consecuencias del morbo periodístico.

También contribuyó con algo de combustible para el flagelo una agrupación de “industriales”, los cuales de repente y curiosamente han desarrollado una profunda animadversión hacia los empresarios arroceros colombianos que han venido al país para comprar y llevar nuestra gramínea a su país. ¡Lo que es el tiempo y la mala memoria! Recuerdo que hace sólo un tiempito atrás estos mismos “industriales” (y digamos la “plena”: algunos de ellos no son ni eso, sino meros comerciantes o comisionistas ecuatorianos que presumen ser capitanes de grandes industrias puertas afuera para el consumo mediático) tendían una espesa alfombra roja al empresariado colombiano arrocero, lo invitaban a dormir en sus casas, y hasta fungían servilmente de chóferes para los movimientos turísticos de sus huéspedes dentro del país.

Pero lo que pasaba era que en aquellos tiempos dorados estos señores colombianos les compraban a dichos industriales (y no tan industriales) ecuatorianos. Ahí los colombianos eran buenos. Ahora que el importador colombiano decidió extirpar la intermediación e incursionar “derechito” al campo y comprar directamente, “pelo a pelo”, al agricultor, y a mejores precios de lo que compraban los industriales criollos, los vecinos del país norteño se convierten para sus antiguos aliados en persona non grata. Es más, de la forma más desfachatada y desleal, estos ciudadanos ecuatorianos acusan a sus colegas colombianos de facilitar “el ingreso de dólares de dudosa procedencia” y de crear “una distorsión en los precios del arroz, arrastrando a la industria ecuatoriana a una crisis y a un futuro desabastecimiento interno.” Si esto es cierto, cuando los ilustres industriales ecuatorianos intermediaban para los “acusados”, ¿no se convertían los partícipes nacionales en cómplices de las “fechorías” de estos extranjeros?

En resumen, diríamos que el Gobierno nunca debió haberle hecho caso a la Prensa ni haber le escuchado a un minúsculo grupo de industriales que hoy por hoy sufren hipócritamente de una xenofobia fuertemente enraizada en la envidia. Ambas entidades distorsionaron la verdad y propiciaron el “error no forzado” del Gobierno que atenta contra el libre comercio, la unión económica entre países hermanos, y el bienestar y desarrollo del sector productor arrocero ecuatoriano. Ahora lo único que puede hacer el Gobierno es rectificar, porque nunca es tarde si la dicha es buena. No sería mala idea convertirse de repente en un Roger Federer y meter un fuerte saque por la “T” o centro y propinar un “ace” ganador. Derogar inmediatamente la medida prohibitoria de la exportación del arroz sería el golpe ideal y vencedor.

Pedro López
Presidente
Asociación Riosense de Arroceros y Soyeros