martes, 12 de junio de 2007

El TLCAN: Libro de Apocalipsis para el Ecuador

El TLCAN: Libro de Apocalipsis para el Ecuador Por Pedro López Juiz

“Those who do not remember their past are condemned to repeat their mistakes.” George Santayana “Aquellos que no recuerdan su pasado están condenados a repetir sus equivocaciones.” Jorge Santayana

Para prever lo que sucederá en el caso de que Ecuador firme su Tratado de Libre Comercio con EE.UU., no se necesita tener gran imaginación ni gozar de una gran capacidad econométrica. Ya todo está escrito a grosso modo al respecto para el Ecuador (así como para todos los presentes y futuros firmantes de un TLC con EE.UU.) en el Gran Libro de Apocalipsis llamado TLCAN. Los estudios basados en diez años de TLCAN (el tratado comercial firmado entre México, EE.UU., y Canadá) comienzan a proliferarse pródigamente. La mayoría de ellos llegan a la conclusión de que el TLCAN ha sido un desastre para la mayor parte del pueblo de México y una bonanza para las Multinacionales de Norteamérica. Otra conclusión en la cual muchos estudiosos del tema coinciden es que el sector más afectado de México por dicho tratado fue la agricultura y que dentro de la agricultura el más golpeado fue la actividad de ciclo corto, como granos y oleaginosas. Estos mismos funestos desenlaces producidos en México y extrañamente previstos antes de acontecer por el mismo Fondo Monetario Internacional en un boletín del 10 de agosto de 1992 ocurrirán en Ecuador como consecuencia de la firma del TLC por parte del país andino, tal vez hasta en mayor escala de descalabro, dadas las circunstancias de superior grado de asimetría entre Ecuador y EE.UU.

En un índice de desarrollo humano (año 2000) dentro de los países de todo América, Ecuador ocupa el puesto 27 entre 34 países en total, México el 14, y Estados Unidos el 2. Por otro lado en un estudio de vulnerabilidad ante los acuerdos del TLC (año 2003) hecho entre 18 países dentro del cual el primer puesto indica la mayor vulnerabilidad y el lugar 18 refleja la menor vulnerabilidad, Ecuador se coloca en el puesto 2 y México en el puesto 16, superado sólo por Costa Rica y Uruguay. Queda claro que un país como Ecuador, altamente vulnerable en referencia a aperturas comerciales extra-territoriales, profundamente deficiente en términos de competitividad a nivel regional y mundial, y agudamente susceptible a las coimas del “hombre del maletín”, no puede medirse en el mismo cuadrilátero con el Mike Tyson de los superpesados del comercio global, Estados Unidos de América. Hacerlo sería equivalente a cometer el más absurdo suicidio nacional.

Mientras que Ecuador tiene una población de 12 millones, Estados Unidos goza de una de 285 millones. Es decir, Estados Unidos es 24 veces más grande que Ecuador en términos de población. Entonces sólo de esa asimetría podemos inferir que los efectos producidos por cualquier movimiento de productos de un país a otro serían como mover la población de Guayaquil, Guayas a Montalvo, Los Ríos, es decir, desastrosos, o como mover la población de Montalvo a Guayaquil, es decir, equivalente a la picada de un mosquito, insignificante. México contiene una población de 100 millones de habitantes y por lo tanto es 8 veces más grande que Ecuador en ese sentido. En cuanto al PIB (Producto Interno Bruto), Ecuador produce 31, 722 millones de dólares, México 428,800, y Estados Unidos 8.351,000. En otras palabras, el PIB de Estados Unidos es 19 veces mayor que el de México y 263 veces mayor que el de Ecuador. Entonces se puede concluir fácilmente que los efectos del TLC con Estados Unidos serán muchos más fuertes para el Ecuador que para México.

Por eso, lo que ha sucedido en México después de una década de TLCAN debería asustar de sobremanera al pueblo ecuatoriano, puesto que no augura nada bueno para el país andino, país que sufre de muchas más desventajas que el primero y se encuentra totalmente carente de una agenda interna para la activación productiva y es ciego en cuanto a visión futurista. Pero esa historia mexicana sí tiene un alto valor utilitario en el sentido de que nos alerta a todos a los peligros que correría Ecuador, o cualquier país latinoamericano, que firme un TLC con EE.UU., pues estaría botando su futuro al basurero, convirtiéndose en colonia del Imperio del Norte y en campo de concentración fabril de las Multinacionales estadounidenses. El paradigma más idóneo de lo que acontecerá en Ecuador es el sector arrocero mexicano. Con el TLCAN, lo que le cayó encima a los arrozales del país azteca fue un tsunami. Esto debería servir de alerta roja para cualquier país agrícola por excelencia, como Ecuador, que tenga productos agroalimentarios hipersensibles ante los alimentos multimillonariamente subsidiados de Estados Unidos. En México hoy el 80% del arroz consumido proviene de Estados Unidos. Antes del TLCAN, en México se sembraban 250,000 hectáreas de arroz y había 30,000 arroceros. El terremoto del TLCAN dejó sólo 70,000 hectáreas y 5,200 productores. La causa principal de este debacle fue, sin duda alguna, los subsidios que goza el arroz de Estados Unidos, y lo que hace tanto daño como los subsidios es el hecho de que la mayor parte de los mismos son otorgados a Multinacionales, con las cuales el gobierno estadounidense tiene una relación oscura e incestuosa. Sólo una mega-empresa arrocera como Riceland Foods Inc. de Stuttgart, Arkansas (estado donde fue Gobernador el ex-presidente Bill Clinton, ¡qué coincidencia!) recibió $533 millones de dólares entre 1994 y 2005. Ese tipo de exagerada concentración de poder económico en las Multinacionales pavimenta el camino para que éstas puedan pulverizar las humildes economías agroalimentarias de los países en desarrollo como México y, en un futuro, Ecuador.

No obstante, en el año 2002 México hizo un último intento patriótico por salvar su arroz, imponiendo aranceles al arroz de grano largo estadounidense bajo la premisa de que dicho arroz se vendía a un valor por debajo de sus costos reales, es decir, que Estados Unidos exportaba su arroz a precio de dumping. Entre 2000 y 2003, Estados Unidos promedió un costo total de producción de arroz procesado de 46 kg de US $18.54, mientras que su precio promedio de exportación para dicho grano fue US $12.43. Esto es un innegable ejemplo clásico de dumping. Sin embargo, cuando en el año 2003 Estados Unidos elevó a la OMC el caso de los aranceles mencionados en la forma de un litigio en contra de México, la Organización Mundial de Comercio extrañamente falló en el mes de diciembre del 2005 a favor del Imperio. De tal manera que ya deberíamos comenzar a preguntarnos: ¿De qué no son dueños los Amos del Universo?

Porque lo quieren todo, y no dejan en paz ni la agricultura del los más pobres del planeta, el arroz. A través de la nanotecnología, quieren adueñarse del mundo del átomo. A través de los subterfugios de la Propiedad Intelectual, exigen Título de Propiedad de la vida misma. A través de la NASA, anhelan conquistar nuestra luna y Marte y el resto de nuestro sistema solar, para desde allí saltar, como Ícaros arrogantes, hacia las estrellas, las mismas que adornan su bandera, que en otra época para muchos significó valores trascendentales como la libertad y la igualdad pero que desde hace un tiempo para acá un puñado de malvados han secuestrado y convertido en símbolo de la codicia sin límites, la opresión inhumana, y el imperialismo desquiciado.

No hay comentarios: